EN ESTA PAGINA LEERAS Y COMENTARÁS MIS OPINIONES Y PUNTOS DE VISTA SOBRE CREACION LITERARIA.
DEL MES DE JULIO DEL 2008 HACIA ATRÁS EDITO TRABAJOS YA PUBLICADOS EN DIARIOS REVISTAS O EN PÁGINAS WEB.

roque ramírez cueva, aprendiz de la
Ciber tecnología.
Maestros de Piura ganan premio.
LOS MAESTROS Y EL “HORACIO” BRINDAN APRENDIENDO A SER
Los maestros este seis de julio y todos lo seis de julio de cada año brindamos por el día D celebración, día de deliberación, día evocación. Celebramos –disculpen la inclusión del suscrito, después de todo heredé vocación y magisterio de padres y mentores- ayudar a limpiar, a generaciones de niños y jóvenes, la legaña que de mantenerla tropezarían y no sabrían donde llevan los caminos de la claridad, con los oscuros simplemente no avanzarían; deliberamos por aquello que omitimos, en especial por permitirnos dudar si asumimos o dejamos de ejercer el rol de líderes de nuestra comunidad donde estemos –maestro, maestra se lo debemos a José Antonio Encinas. Además los maestros de la amazonía acaban de recordárnoslo, en lo profundo del bosque son Apus de su nación y, en las aulas, maestros bilingües enseñando lo suyo y el currículo oficial.
Evocamos a los mentores, junto a Encinas observamos al preceptor César Vallejo observado por su alumno Ciro Alegría, al joven José Carlos analizando y debatiendo el pasado y presente en sus 7 Ensayos de la realidad peruana ¿lo hemos leído colegas? Al inolvidable José María Arguedas descubriéndonos el otro país de voces profundas, a don Jorge Basadre distinguiendo el problema y posibilidad del Perú, a Germán Caro Ríos uniéndonos al fundar el sindicato único de trabajadores de la educación, y, entre otros tenemos presente a Horacio Zevallos, poeta y maestro, sobre todo líder social.
Como los maestros y maestras del Perú, decía, celebramos, deliberamos y evocamos cada seis de Julio, lo hacemos porque desde antes, digamos desde un siglo atrás, nos daban mal trato, claro no poníamos la otra mejilla, pero lo intentaron como en estos días, nos responsabilizaban de ser la causa del problema de la educación en crisis, igual que hoy en día. Siempre los maestros y maestras dimos respuestas con dignidad. Cuando se escribe la historia del proceso educativo peruano no resalta el aporte de los gobernantes y sus ministros, sobresale la labor de maestros y maestras hecha obra.
En esa perspectiva, los maestros y maestras siempre aprendimos a ser, a conocer, a hacer en las aulas, en montañas, en bosques, en arenales; todo eso lo acumulamos y cuando hubo oportunidad lo convertimos en texto escrito. Por eso cuando la Derrama Magisterial constituyó el “Concurso Nacional de Educación Horacio” los poemas, los ensayos, las narraciones, las experiencias empezaron a difundirse. Antes escribían los doctores o aquellos que tenían título de doctos; con el premio en honor a Horacio Zevallos, se democratizaron la edición y difusión de obras de los trabajadores de la educación.
Este año 2009 es peculiar, debemos resaltar a los maestros y maestras que han obtenido los primeros lugares y menciones honrosas en los distintos géneros porque es una respuesta digna, sin rasgo de ingenuidad alguna, es la lección –hoy sesión- epónima con que suscribimos nuestro magisterio ante quienes intentan acusarnos, el memoranda de sanción que hacemos llegar al Estado patrón para recordarle que la producción de maestras y maestros es una de las ramas que conforman los laureles obtenidos preferentemente en la labor sindical y social liderando reivindicaciones justas.
Para la comunidad magisterial de Piura, es especial porque varios de sus maestros han logrado premios. El conocido profesor y narrador chulucanense Carlos Espinoza León obtuvo mención honrosa en el Área de cuento, y en poesía la mención honrosa es lograda por el también conocido poeta Lelis Rebolledo Herrera (Catacaos) Las profesoras Sol Benavente Peña y Cecilia Madrid Benites han obtenido mención honrosa en el Área de Innovaciones Pedagógicas. El primer lugar de esta última Área lo gana el Maestro (su actual grado) Alfredo Alzamora Arévalo (Yapatera).
El premio obtenido por Alfredo Alzamora, profesor del centenario colegio San Miguel, y del colegio de la FAP, lo voy a glosar in extenso a partir de estos renglones porque su trabajo pedagógico, investigación y experimentación sobre el bosque seco, lo conozco desde hace unos años atrás, desde antes que lo procesara para validarlo con su tesis de maestría. Conozco el bosque seco del que trata, conozco de su esfuerzo por mostrarlo a sus colegas de Ciencia, Tecnología y Ambiente.
Al terminar de leer este comentario tal vez se pueda pensar que le otorgaron el primer lugar por motivaciones políticas, ideológicas, el momento sin duda es oportuno y acertado en estos años en que el Estado aplica su criminal política neoliberal (lo dijo Juan Pablo II, y, claro lo suscribimos); vía el poder ejecutivo, legislativo y judicial margina, perjudica, avasalla a los pueblos subastando los recursos y riquezas naturales favoreciendo a las grandes empresas nacionales y trasnacionales, a compañías que no les importa contaminar y destruir el medio ambiente.
También se podría mencionar que el jurado del premio Horacio se motivó por los recientes sucesos de la Amazonía, donde los connacionales de las diferentes etnias defendieron con su sangre el derecho a la vida no sólo de ellos sino de todos los peruanos y del mundo, no olvidemos la condición de pulmón y fuente de agua que la cuenca amazónica significa para América y Europa; quizá recordaron las luchas de los campesinos del ande piurano ante la invasión y pretensión de destruir sus bosques de neblina por parte de la minera China Río Blanco (o canadiense ex Majaz).
Nada más odioso pensarlo así, no sólo por que faltaríamos el respeto al jurado y a los organizadores cuya transparencia no está en duda, al propio maestro Alfredo Alzamora sino porque este es un estudio que tiene cerca de diez años de iniciado que se ha experimentado, corregido y vuelto a desarrollar en las aulas del San Miguel y el colegio Samuel Ordoñez (FAP), alumnos de distintas promociones han integrado los talleres de campo, el cual se validó científicamente, ya se dijo, en los estudios de maestría, además de haber sido expuesto en ferias regionales y nacionales, e internacionales de ciencia y tecnología.
Raras son las experiencias que se han confrontado y comprobado durante varios años en talleres reales de campo y no de salón, el texto muestra las evidencias teóricas y prácticas del caso, Su importancia reside en que se trata de doble propuesta. Por un lado, hay proposiciones pedagógicas respecto del Área y de la temática transversal, cuya teoría que ha sido validada le aporta al currículo nacional y regional; y segundo, el diseño de los talleres, la planificación y ejecución de los mismos les aportan a los profesores de la especialidad y del Área.
También es importante porque esas diversas generaciones de alumnos aprendieron a conocer el bosque seco desde adentro, desde el mismo centro del movimiento de vida de los ecosistemas naturales y sus microclimas; porque se evidencia que los actores del aula salen de ella y se interrelacionan con la naturaleza y con el ser humano que la cohabita. Su aula es la amplitud del bosque donde experimentan, procesan y difunden la información. No existe la excursión a la naturaleza, la observación simple que luego le permitirá resolver el cuestionario improvisado la próxima vez que se vuelva al salón de clase.
La investigación empieza por hacer una revisión de la educación ambiental para luego ser propuesta como tema transversal en el currículo; el segundo capítulo estudia el espacio del bosque seco, su importancia, características y su problemática; el tercer capítulo propone el ámbito natural del bosque seco como una aula laboratorio, y explica las experiencias de ínter aprendizaje que se dan en el mismo, hace un juicio crítico sobre como plantear valoración a maestros y alumnos, luego planifica y aplica un programa de educación ambiental en el bosque seco.
Del programa aplicado interesan las diversas actividades realizadas en las cuales se analizan suelos, se enseñan tecnologías de manejo de abonos, se registra la flora, la fauna del bosque con hallazgos como una rana del tamaño de una moneda de 20 céntimos, ha experimentado con el piñón como alternativa vegetal para fabricar biocombustibles, producción de textos narrativos como estrategia de aprendizaje en CTA. El trabajo finaliza con las conclusiones y la valoración de alumnos y alumnas del bosque seco.
Decíamos atrás que la difusión de los trabajos premiados, la Derrama los edita en libros, es el memoranda de sanción a las autoridades del gobierno porque los maestros como Alfredo Alzamora desde el aula propician e influyen en el desarrollo de una cultura de cuidado y preservación del medio ambiente en pro de un desarrollo integral de los pueblos, vuelven dinámico y vivencian el currículo. Mientras dichas autoridades imponen políticas de desarrollo que afectan y afectarán la vida de jóvenes generaciones en el propósito de sostener un modelo económico inviable.
La literatura popular, su canción y los creadores cultos.
Entre las experiencias del trabajo literario de rigurosos, académicos o geniales escritores, aparte de dedicar tiempo y vida a componer y/o construir productos textuales elaborados con exigentes elementos formales en lo estético, se cuenta aquella en la que los mencionados creadores vuelven su mirada y/o se aproximan a beber de la fuente oral e inyectan vitalidad a su obra literaria desde el campo de la creación popular.
La mayor y mejor muestra, en otro contexto y poética, bien se puede observar en versos de César Vallejo, quien no elude el eros: “Y la cerveza lírica y nerviosa / a la que celan sus dos pezones sin lúpulo, / y que no se debe tomar mucho. / … / Entre tanto, ella se interna / entre los cortinajes y ¡oh aguja de mis días / desgarrados! Se sienta a la orilla / de una costura, a coserme el costado / a su costado, / a pegar el botón de esa camisa, / que se ha vuelto a caer. Pero hase visto! (Trilce XXXV)
Sin embargo, con parecer una excepción es una práctica antigua entre poetas y escritores. Ya los poetas del Siglo de Oro (poesía clásica española), entre los de mayor rigor métrico, como Jorge Manrique, Juan de Mena etc., desde el 1500 para atrás componían versos apelando a una vox populi, la voz del pueblo, claro no la simple y común voz sino la macerada, la cernida, la afinada en la suma de los siglos y que le otorga valor estético al texto colectivo. Leamos:
En el libro Cancionero de Obras de Burlas Provocantes a Risa, ( Akal, editor, 1974) publicado por primera vez en 1519, con orden del Rey Juan II, heredero de los Reyes Católicos, se incluye poesía erótica, satírica y de fuerte connotación coprolálica (lisuras), donde se leen estos versos de Juan de Mena: “Estabas lobilla muy vergonzosa / vendiendo la onra del triste marido, / de rezios cojones tu seso vencido; / quisiste ser puta mas no deseosa. / ¡O siglo nuestro! ¡Edad trabajosa!
Allí mismo se pueden leer de Jorge Manrique los siguientes versos en refinado, artístico y satírico lenguaje popular, recitados en auditorios prohibidos: “por paños, paños menores; / servirán los servidores / en cueros bivos, sin ropa.” “Yo entraré con el manjar / vestido de aqueste son:” … “y un balandrán rozagante / hecho de nueva manera: / las faldas todas delante, / las nalgas todas de fuera.” (Sic)
Anterior a ellos, Antón de Montoro (tal vez encubierto en seudónimo), poco conocido, más bien perseguido y no aceptado en el parnaso oficial por su origen Judío, escribe por 1470, los versos siguientes: “gentil dama singular, / honesta en toda dotrina / mesuraos en vuestro ambular / que por mucho madrugar / no amanece más aína. / las nalgas baxas, terreras, / mecedlas por lindo modo, / poco a poco y no del todo / el tirar de las caderas; y al tiempo del desgranar / que el hombre se desatina..”
En conversación con J. Carmona nos aclaramos que también otros poetas del áureo siglo como el Marqués de Santillana, escribieron magníficos sonetos compuestos con el armazón de la cribada, sardónica y palurda lengua Castellana. El dato se alcanza porque hemos afirmado que en tiempos contemporáneos ni escritores talentosos, formales ni geniales se inquietaron por enyuntar su obra con la musa popular. Esto es, no aportan a que la voz popular eleve sus perfiles artísticos.
Salvo algunos escritores argentinos –seguimos afirmando- que produjeron obras como “El Martín Fierro” de José Hernández; las milongas de Evaristo Carriego y de Jorge Luis Borges. Por cierto, en estas poesías hay mucho humor pero su soporte es la digresión romántica donde lo social se extrapola con lo lírico: “diciendo en voz baja toda injusticia / que amarga la suerte de los desdichados” (Carriego, ‘el velorio’); “alto lo veo y cabal, / con el alma comedida” (Borges, ,Jacinto Chiclana’).
Pues, como se lee e infiere son temas distintos los tratados por los escritores que han embebido de la fuente estética popular y la han izado. Por ser tema profundo y amplio la interrelación de Vallejo, Borges, otros, con la poética popular y la obviedad de su punto de vista no nos extendemos en estas notas. Antes, creo necesario hacer conocer que en el Perú contemporáneo podemos incluir a Julio Carmona entre los poetas forjados en la formal aula universitaria que ha “trajinado,…, esos caminos populares,”.
Al respecto, entre Piura y Cajamarca (al medio Lambayeque) en los ámbitos del pueblo se genera la copla, llamada cumanana en Piura, carnavalito en Cajamarca. Muchos escritores regionales la cultivan, la imitan, la parafrasean pero no la elevan en su elemento artístico, diríamos que la hacen populista y no le aportan a ella ni se aportan de ella. Menos se allanan a devolver esa penetrante inteligencia que posee –ya precisó César Vallejo- toda voz popular.
Esto, sin abordar el tema de usurpación de autorías. Como bien sabemos la literatura popular es anónima. El texto literario se forja de generación en generación y luego se manifiesta con vitalidad y pureza obtenida en el tiempo como voz colectiva. Por eso resulta chocante remedar esa literatura. Mucho más es una mediocridad tomar dichos textos (tal cual el pueblo ha cernido) y ponerle nombre (in)propio, como si mengana o fulano lo hubiera compuesto.
Respecto a Julio Carmona, poeta chiclayano que reside buen tiempo en Piura, viene generando una poética de la copla que busca inocularse y trasmitir esa vitalidad tan propia a la poesía popular, sumándole su visión y su lírica sardónica, veamos: “la canción es una sola. / Y quien la canta también. / Más si en algo desentona, / No es de ella la culpa, es de él.”; “pero también hay un río / de resistencia en mi voz / que viene del pueblo mío / que es la garganta de Dios”.
Volviendo al punto, decía que otro tema es la inmersión de escritores formales en la fuente satírica, erótica o coprolálica, con el objeto de aprovisionarse de las fuentes matrices, por ejemplo mediante carnavalitos, con las consiguientes digresiones de humor pagano: “ Yo quisiera estar contigo / como los pies del señor: / uno encimita del otro / y un clavito entre los dos” –Cajamarca. “Huamanguina religiosa / no me lleves a la misa / mejor vamos a Huatatas / a bañarnos halasiqui” -Ayacucho. (“halasiqui”= calatos en quechua)
Sin duda, aún habrá de hurgarse los archivos ocultos de los escritores para saber quienes han seguido los pasos a Jorge Manrique y Juan de Mena, emulando al creador anónimo del pueblo. Por ahora sabemos que los poetas Juan Gonzalo Rose, César Calvo, Víctor Mazzi T., El Viejo, incursionaron en las aguas de la creación popular componiendo letras de canciones, ruta desbrozada por los obreros sindicalistas que compusieron valses o mulizas.
Los obreros anarcosindicalistas y socialistas de 1900 a 1930 eran trabajadores que se auto educaban del mejor arte y literatura. Gamaniel Blanco, dirigente sindical minero y maestro y escritor compuso mulizas: “Hasta las tristes mujeres, / del infeliz proletario, / rinden sus débiles fuerzas / por un mísero salario. / Por un mísero salario / marido, mujer e hijo, / trabajan sin descanso, / sin luces sin regocijo.”
Desde luego, lo anterior es otro tono, distinto al de Don Francisco De Quevedo (Siglo de oro), cuya mordaz sátira ha sido glosada y contemporanizada por cantores del pueblo en la siguiente cuarteta: “El tiempo pasa y del hombre / la pena se hace mayor. / No importa que el hombre pene. / Cuánto más pene, mejor.” Desde luego Quevedo es otro poeta inserto en la tradición de la genialidad popular.
En evocación de los 100 años de El Canto Errante
LAS CONQUISTAS ROMANTICAS DE RUBEN DARIO
EL GRANDE NICA RUBEN
x:roque ramírez cueva.
En un programa de televisión de TVPerú atiendo el diálogo sobre
Azul el libro de poesía de Rubén Darío, donde los escritores invitados concuerdan en señalar que dicha obra significó un antes y un después para la literatura americana, la cual ingresaba al ámbito universal con la espada y pluma del adalid que la condujo a la palestra de las letras hispanas, plena de modernidad y autonomía sin influencias paternales.
Cierto, por el año de 1888 en que se publica
Azul, se inician las conquistas románticas de Rubén Darío, y no hablo de amoríos sino de heroísmos e ideales americanistas vindicantes. Como bien señaló Octavio Paz (
Los Hijos del Limo), el modernismo fue para América morena el proceso romanticista que décadas atrás se gestó en Europa, "el modernismo insurgía como respuesta al vacío de fe, a la falta de ideales en las sociedades americanas".
Por aquellas décadas de fines del siglo XIX, la sociedad española, incluidas sus letras y artes, sufre un período de decadencia, uno de los motivos, entre varios, es la extinción definitiva de su imperio a causa de las luchas de independencia de Cuba lideradas por el poeta modernista José Martí, lograda en 1898, el año clave de la primera insurrección literaria latinoamericana.
Antes de 1888, las letras y artes americanas, en opinión de Tamayo Vargas, se mantenían en un ambiente de grosera imitación de los moldes letrados europeizantes. Imitan a esa España de escritores decadentes o también hacen la imitación que de la literatura francesa hicieron algunas plumas hispanas de la época, pues sus glorias imperiales de antaño se habían opacado por la emancipación independentista de América.
Sin embargo, este panorama cultural del entorno que precede al inicio del modernismo fue variando, y cambia por la renovación de poderes en algunos países que inician su proceso de industrialización. Los terratenientes o latifundistas perdían piso y tierras, ante el control del Estado, administrado por ascendentes burguesías nacionales.
Por la década de 1890, un sector de las letras americanas aún dirige su mirada al naturalismo y parnasianismo europeo, el propio Darío con
Prosas profanas (1896). Y por otro lado, recobran vigencia e importancia las ideas positivistas que son el sustento del proyecto liberal decimonónico, y las ideas americanistas de emancipación y libertad, todas ellas se enarbolan y son la fuente que saciará la sed de lauros nacionales no sólo de los guerreros independentistas sino de sus poetas.
Es en esta escena donde insurge el modernismo. Con el dinamismo y auge de la industrialización mundial e innovación técnica la información en los periódicos y radios se expande y difunde a más sectores sociales y más rápido, en las bibliotecas universitarias de nuestro continente se llega a conocer todo el glorioso pasado de la cultura universal, aportada por el exotismo de las grandes civilizaciones orientales de Egipto, Babilonia, la India, Japón y China.
Obviamente, inventos como el telégrafo, teléfono, trasatlánticos, trenes, aviones, la energía eléctrica, la radioemisora, etc. aportan nuevas terminologías que pasan a ser uso corriente en las calles y que luego incrementarán los diccionarios. Pero, la literatura engalanada por rígidas letras de molde clásico no les da importancia, y esa es la virtud visionaria de los modernistas, incorporar en sus obras estos vocablos para incluirlos en la tradición poética universal.
Circunstancias estas que, explícita e implícitamente, y como complemento de factores socio- económicos, contribuyeron a generar un ambiente cultural conveniente y acondicionado para la renovación e insurgencia de las letras latinoamericanas, a partir de Azul.
Es así que estas artes y letras, con el desbrozar de José Martí y el protagonismo de Rubén Darío, ingresan a su primer momento de gloria, pues se trata que suscribieron para la historia una etapa diferente e inédita. Como dice Amado Alonso, "es la primera vez que América asume la dirección poética en la lengua española. España se incorpora al movimiento americano".
Esta propuesta literaria, la podemos entender mejor desde el testimonio del propio Darío, en un comentario que nos ofrece sobre la obra de uno de los iniciadores del modernismo, el héroe combatiente por la libertad de Cuba, el poeta José Martí:
"
Yo admiraba altamente el vigor general de aquel escritor único a quien había conocido por aquellas formidables líricas correspondencias que enviaba a diarios hispanoamericanos".
"Escribía una prosa confusa, llena de vitalidad y de color, de plasticidad y de música. Se transparentaba el cultivo de ls clásicos españoles y elconocimiento de todas las literaturas antiguas y modernas".
Opinión que resume los rasgos característicos de la escuela modernista, muy aparte de que el comentario sobre Martí no sea certero respecto a su prosa, hoy bien conocemos que la lucidez martiana fue de ideas vanguardistas, sobre todo visionarias. Rasgos éstos que además asumió el propio Darío, en su segunda etapa en que evoluciona y da pie a transitar hacia la vanguardia en libros como
Cantos de Vida y Esperanza (1905) y
El Canto Errante (1907).
Los modernistas originales han recibido injustas acusaciones de emitir cantos de cisne con voces de cristales musicales nada más. Eso lo hicieron sus seguidores. Sus plumas de avanzada, Darío, Martí, Gonzáles Prada, Herrera Reisig, quisieron ser y fueron universales, quisieron por entereza desvincularse de yugos imperialistas y devolvieron ese período oscuro de la invasión con una conquista de luces, la creación poética americana imponiéndose en el viejo continente.
En lo que respecta solo a Darío, veamos de modo breve esa transición suya hacia la vanguardia en uno de sus libros menos difundidos y que este año cumple cien años salido de las imprentas,
El Canto Errante, cuya poesía se mantiene vital. S. Yurkievich postula que la poesía última de Darío es iconoclasta, no sólo de denuncia sino también cuestionante de los grandes poderes, con un lenguaje renovado exento de galas.
Veamos dos de sus poemas. En el poema "
A Colón" se presenta el asombro nativo y el espanto en piel de ovejas invasoras que significaron los hechos a partir del 12 de octubre de 1492, versos en cuyo trasfondo se percibe un canto de loores cargados de vindicaciones por la identidad continental de una América cobriza y morena.
En el poema "A Rooselvelt" canta a protagonistas inéditos en la poesía latinoamericana: los obreros y trabajadores negros y latinos, mostrando su función de constructores virtuales pero marginados por la sociedad industrial Anglosajona. Sobre todo advierte del peligro de las garras que afila el águila imperial norteamericana.
Cierto no es una poesía propia de la mejor vanguardia pero en su universalidad cruzó sus fronteras y se aproximó bastante a ella. Lo cual nos confirma que a los genios de la literatura universal resulta inútil encasillarlos en rígidas tendencias.
LAS ARMAS DE JUAN RAMIREZ RUIZ
(2007)
Las Armas Molidas es un libro de poesía denso en símbolos, lato en temas nacionales que son universales, ergo de lectura fácil para el sensible lector en asuntos del País continente de los de Abajo nuestro y no ajeno, un libro pletórico, exultante en significaciones polisémicas que nos muestran el tránsito de la nación ayer, desde luego las muchas naciones que fuimos y de las naciones hoy que somos ¿seremos? Sin embargo este asunto literario tan accesible a ese ojo que mira más de lo que alcanza a ver (parafraseando a Julio Carmona), le esconde, le zafa el cuerpo, apenas si le muestra los sueltos vocablos sin contexto ni texto al lector insensible por dos.
Insensible por su origen del país de los de arriba o insensible siendo de abajo por mirar sin ver la maniobra a los de arriba. Una primera estancia aquí. La construcción antilineal de mis textos tienen una intencionalidad de solidarizarse con la construcción lírica honda pero no insondable del poeta entero que fue y es Juan Ramírez Ruiz, a modo también de un saludo que se soslayó o talvez se entrecruzó en el Jirón Quilca, ese barrio musa de los creadores cuando pisan suelo en Lima.
En Armas Molidas, Ramírez Ruíz muestra y demuestra las naciones nuestras, confirma su transcurrir deconstruyendo la historia: el Perú invadido lo mismo hoy si ayer y presenta la otra cara de la medalla de lo que fuimos o de lo que dicen no fuimos. No por algo la voz lírica de Armas Molidas, susurra en el grito una interrogante actualísima ¿quién dice que los invasores hicieron polvo las armas resistentes? Y enlaza una concatenación no caótica de afirmaciones que no lo son porque nos vienen envueltas en interrogantes signos:
"Cómo se llamaban los yanaconas los mitayos los hatunrunas golondrinos a Manco Inca unidos
Quién además de Cahuide, Tampu Aysu Pisac...,
Lorenzo Farfán de los Godos....
acompañaron a Quisu Yupanqui"
El lector lego en historia andina y real debe enterarse de Manco Inca y Cahuide como los hombres de la resistencia rescatados para no los textos escolares; mas no son los únicos, afirma la voz poética, entre millones miles:
"...¡Hasta las briznas son pocas: no se puede
ay, contar con ellas a todos los caídos.
¡...La guerra al suelo va aferrada
y sólo acaso con el cadáver de uno mismo
se borrarán las grietas que el suelo le coloca!"
Es obvio, este libro de poemas, digo su creador no se conforma con la lírica voz sino que da tribuna a las otras voces, las de los que resistieron y resistirán en esa longura bélica, la cual empezó cuando nos sentimos traicionados por ofrecer, ingenuos, aposento al invasor. Aquestas voces de hoy, como canta la copla popular, quieren hacer florecer del carbón silente su fuego crepitante y así nunca olvidar:
"Pero la brasa encendida atrae y acoge
los nombres venerables
y los deja en el canto.
Levantando montañas para que mi rumbo pase lego nombres para, por con ellos recordar."
Nos queda claro en plan de no meros lectores que no es la palabra lírica o voz (formal) sino su antitesis desorientando porque orientar no basta si el propósito es construir utopías, a éstas también hay que descodificarlas. Entonces no nos propongamos un Norte porque éste es el Sur, y éste el Norte. Luego, apuntemos en el horizonte a nuestro Sur, allí estuvo y experimentamos el pasmo de la aventura creadora, fazedora. Esta metáfora, por cierto, del Sur que en realidad es el Norte orientador, es una constante en la poesía de Juan Ramírez Ruíz, el tema aparece en el poema en loor a Mario Luna con que los amigos y leales lectores honran la partida, el tiempo finito del propio Juan Ramírez Ruíz, digo finita porque ha pasado a la infinita vida en el parnaso del País de los de Abajo:
"reuní en mí la vida que pasaba Norte
cuando el Perú y yo veníamos Sur.."
Esta breve lectura, reseña no deliberada de si apenas tres cantos (18, 19, 20) de Armas Molidas, compuesto de 71 cantos, más dos epílogos e índices decodificadores, publicado en 1996 por Arteidea editores; no es más que un pretexto para decir que ha muerto (fuera de la retórica del parnaso de los de Abajo) un poeta en el bi-estilo peruano: al estilo del Estado que los mantiene en la miseria económica a los creadores e intelectuales anti Quo, pero no en lo moral, espiritual (no es blasfemia) ni en lo ético porque en esto último, en verso de Borges, son altos y cabales que es el estilo de los creadores populares. Un pretexto para despedirlo de la finitud a la infinitud de su obra vida en el abrazo fraterno que en su "soledad sin soledad siquiera" (verso de Juan Luis Velásquez) no tuvo.
Un pretexto para soltar en el descuido válido de la emoción un desatino, quizás acorde al cristal con que se mire (¿anónimo?) y unirse a la protesta, como bien la han enarbolado jóvenes creadores de Chiclayo, para que las instituciones ni funcionarios del Estado se abstengan de ofrecer homenajes a los creadores del País de los de Abajo que en la visión de Juan Ramírez Ruíz no implica estar bajo de, recordando que el Estado tiene su estilo en la estima dada a los creadores del Perú "País doble nación que no es lo mismo que múltiples naciones". Un pretexto para saludarlo en el desde ahora mediante su propia voz no final mañana allá no aquí estaremos estará:
"Quedarán los poetas trajeados con su el rumbo entero
y quedarán mis nombres reunidos en mi nombre nuevo"
"quedarán perennes los vuelos de las playas
si del subsuelo del mar parten,
y al suelo perfumado luego suben,
para ir con la multitud
entre la procesión de estrellas..."
No Descansada Vida de Víctor Mazzi
LA OTRA POESÍA DE UN AEDODIDACTA
EL POETA A ORILLAS DEL RIO RIMAC EN CHOSICA
Leer la poesía de Víctor Mazzi Trujillo (1925-1989), obrero autodidacta o mejor aedodidacta, nos traslada a ámbitos no comunes y, desde luego, al corazón de otra palabra. Digo otra, porque la de V. Mazzi tiene sus propios sones. Él tenía la virtud de volver dinámicas, mutables, vanguardistas a las voces y expresiones conservadoras o herméticas. Acerca de las alusiones cristianas en la poesía de Vallejo, decía que éste daba vuelta a las acepciones religiosas del dogma católico, por ejemplo para el poeta de dados eternos, "el Dios es él" [el hombre]
Peculiaridad de estilo que Víctor Mazzi la asumió desde su mirada en la segunda mitad de la centuria veinte, justamente en una de sus líneas verso blanco arremanga uno de Fray Luís de León: "¡Qué descansada vida!" Y lo transforma, escribiendo "oh la no descansada vida" de los hombres del trabajo que forma callos y da fibra al cuerpo, argumento éste que se desprende tras la simbología del verso.
A propósito, el mencionado verso de Mazzi Trujillo ha sido tomado por los herederos del poeta para dar título a su libro póstumo No descansada vida (Lima, Arteidea editores, 2006, 74 pp.). Conjunto que reúne su poesía edita e inédita, e incluye una autobiografía del poeta. Los poemas editados han sido seleccionados de sus poemarios: Reflejos de carbón, 1947; A lengua viva, 1975; Poemas de vecindad, 1975; Guirnaldas de canciones a Chosica, 1976; Memorial de un tiempo a otro, 1978. Los poemas inéditos confirman la solidez de la antología.
Antes de continuar se hace necesario mencionar que la obra de Víctor Mazzi, en particular el libro publicado, presenta exigencias para leerlos, por lo mismo, las presentes líneas solamente cumplen la intención de apuntes críticos no eslabonados que puedan servir para motivar la lectura y el estudio de su poesía.
Desde el primer poema, con pregunta retórica averiguando por la luz que disipa oscuras y profundas oquedades marinas, por la flecha portadora de innombrables fatalidades, por lo festivo y mágico de la Música, se perciben las imágenes disímiles que de fondo sustentan el armazón poético del citado libro No descansada vida.
En varios poemas nos ofrece esta percepción semántica de la luz o de las claridades imponiendo o extendiéndose sobre oscuridades abisales, dualidad disturbadora de los opuestos propia de la poesía de V. Mazzi. Desde luego no son claridades místicas ni iluminadas sino que enarbolan su humanismo, distinguiendo entre la mera bella palabra y la estética de la otra manera, a la manera proletaria que además de bella extrapola los puntos de vista de la lironda y monda vida de amos y plebeyos, de reinas y obreras.
A partir del segundo poema se percibe la sencillez de la palabra, palabra llana por efecto de decantamiento, es decir, la voz se eleva por digresiones que, al contrario del pensamiento cartesiano, hacen fluir sencilla y puntual la voz poética de nuestro aedodidacta: "existo de natural manera, / susténtome, trabajo, trabajo, canto". Dimensionalidad de altura que es visible en toda la extensión del conjunto: "golpe a golpe va creciendo / el ritmo de mi canción. / No tengo otro medio / de lograr comunicación" (p. 25), "He aquí el papel / el lápiz y el sonido del río / despertando de pronto / a los dormidos" (p. 53), "una palabra que sepa a buenos días lo mismo / que un clavel abierto al mañana" (p. 71). Para el caso sirven también algunos versos transcritos más adelante.
En No descansada vida los versos son hechura de un comportamiento de vida, son expresión de vivencias cotidianas y sueños de lo mejor del enjambre humano. Imágenes visuales que muestran lo tangible e intangible de la existencia y subsistencia de los hombres situados en comunidades sociales, si están del mismo lado o entre clases cuando no hay comunión de intereses. Por cierto, esta realidad no es sólo percibida en la imaginación del creador, está compuesta ante todo del raciocinio de la voz poética que esculca un real desnaturalizado y un utópico mundo.
Continuando con los versos de Víctor Mazzi, el poeta sabe bien que no basta estar comprometido con las ideas y acciones sino que, al decir de Alfonso Reyes (1), en el campo de la creación: "la poesía es un combate con el lenguaje". Por ello, y como parte de esa hechura de actitud de vida (ver líneas atrás) Mazzi le confiere autoridad ética y, por supuesto, estética a las palabras: "Necesariamente / palabra de hombre / no solamente tuya y mía / sino propiamente del acento colectivo" (p.44); "apilaré palabras / de las que se piensan / y no se dicen / de las que se dicen / sin pensarlo / de las que saben / a padre y madre / y / ahora son / vástagos de contexto" (p.59); "mirad este canto sobre la albura / del papel nato. Es un canto obrero / de mano y obra limpia y dura," (p.63).
No obstante, si alguna palabra suya expresa el ego, el yo narciso, debemos aclarar que en el caso de nuestro aedodidacta, ese YO "es tan indispensable como honesto y probo" fraseando a Victoria Ocampo, (2). Leamos, en la p. 29 se lee: "Según va explicando Hugo Strasser / con el cromo de su saxo alto / y/o con su oscuro clarinete / en tanto YO / suspendido en el andamio / cumplo peligrosamente con ganarme el pan", y en la p. 31: "y soy testimonio de un tiempo / con el cuchillo entre los dientes".
Víctor Mazzi Trujillo es un poeta obrero, no cualquier obrero, con un punto de vista zagaz en ristre, es cierto, con una concepción que no es sólo suya, lo sabemos los lectores, porque el sueño de un país que curse utopías socialistas es de millones. Por tanto, en contraste, hay múltiples ojos que lo leen con intención áspera y prejuiciosa, sin someter a estudio su poesía y más bien, sí, su ubicación social, lo vetan porque imaginan reflejada su simpatía política, sin comprobarlo en el rigor de la creación. Ya, el lúcido narrador y crítico que es Miguel Gutiérrez Correa, desmintiendo supuestas carencias, ha sustentado el ascendente desarrollo formal en la poesía de Mazzi. (3).
Si leemos (de entender), él no predica porque quien da fe de lo que vivencia en sí mismo, ofrece un testimonio y no una prédica: "¡Morococha! Yo te grito, / aunque me duela hacerlo / con los dientes mayúsculos del hambre / y con la nieve de mis huesos; / me duele gritarte ahora, / en esta hora, que tu afecto / tiene de rodillas de tiempo hincado". Claro, hablo de un testimonio poético por si lo dudan.
Incluso, si se le encontrara un verso donde haya prédica concuerdo con Martín Heidegger (4): "Pero un poeta que predica es un mal poeta: a menos que comprendamos el verbo 'predicar' en un sentido más profundo. Predicar es el 'predicare' latino, lo que quiere decir predecir algo, y de ese modo proclamarlo, elogiarlo, y hacer aparecer lo que tiene que decir en todo su esplendor". Este predicare latino es lo sustancial en la poesía de Mazzi Trujillo.
Pruebas al canto, dicen los obreros de la construcción. Aparte de los versos ya vistos: en la p. 20 se lee, "Si tiembla la raíz de mis alas / es porque tarda en su advenimiento / la estrella del próximo amanecer"; en la p. 35, "Hermoso tema el de la lluvia / cuando no llueve ni usted se llama María Antonieta / ni su marido sabe que se prepara el diluvio"; en la p. 45, "pasarán los ogros, pasarán los lobos / y la sombra de los cuervos, / ¿por qué temerlos, mi pequeña? / Sí tú eres el mañana vestida de esperanzas / que trae en sus manitas un cesto de cerezas".
Yendo a otro asunto, en la poesía reunida de No descansada vida, de una creación a otra, hay una sonoridad verbal donde se aprecian diversos sones: ecos de la rima de los poetas españoles de la guerra civil, preferentemente Miguel Hernández, a veces Lorca; los ritmos jazzísticos de Miles Davis, Dizzy Guillespie, el tono del tango lunfardo, también de percusionistas afros. Son ritmos que subyacen en la construcción de su poesía, los versos han sido trabajados al ritmo de las asonancias españolas o al ritmo cadencioso del jazz y el tango; en particular hizo suya la función de juglaría que cumplieron los cultivadores del soul en tiempos del apartheid. Para ello no se necesita evocar como argumento la adicción (en sano sentido) por el jazz y la música varia con la que enfrentaban su tarea estética, además del propio Mazzi, los poetas del grupo Primero de Mayo, por los años 60 70. (5)
En cuanto a su temática, V. Mazzi T. asume confrontar variedad de la misma, desde lo universal a lo latinoamericano, como el amor, el trabajo, la vida, los hombres, la destrucción, las batallas, los tiempos, las revoluciones, etc., con la peculiaridad que los argumenta desde sus colisiones no estáticas: la luz disipa la oscuridad (ya se dijo), se muere para vivir, lo individual forma colectivos, el sueño utópico de uno lo comparten varios, con la lluvia no todos se mojan, en fin es sólo un resumen de lo más que se puede afirmar respecto de la obra completa del poeta, pendiente de editarse.
Por cierto, Víctor Mazzi, el viejo, era muy humano, no concebía lo infalible, conocía muy bien de la ciencia y su principio de falibilidad. Entonces, sí, su poesía que, sin duda alguna, estaba dirigida, particularmente a los obreros y a los trabajadores, a las mujeres y varones del pueblo, está compuesta en algunos versos con símbolos difíciles de decodificar. Tal vez respondan a una codificación muy personal y cerrada a dichos lectores (efecto del celo puesto en su autoformación cultural y académica, la cual era de rigor, que no se dude): "azules mandatos de lluvia", "Golpeo el canto y lato", "en la estrechez de este baluarte socio-económico-verbal", "No estamos solos. Nos asisten voces / de envenenados pinos y penas sin memoria", "promuevo la mecánica / diferencial de los ruidos".
Ahora bien, sobre lo anterior no nos atrevemos a decir explícitamente si los significados son los adecuados o no, porque, considerando el principio esencial acerca de que al pueblo debe ofrecérsele lo mejor, cabe preguntarse ¿se trata de códigos personales arcanos o de límites de lectorías con los cuales no debe transar un creador salido del seno del pueblo? Interrogación para una argumentación exclusiva que debe y merece exponerse con mayor detenimiento en otra página y oportunidad.
Concluyendo, debemos no olvidar que Víctor Mazzi T. ingresa al llamado parnaso nacional en los años cincuenta y le da otro matiz, le pone su tono de contrastes. Como ya escribimos, en un diario capitalino (6), él formó parte de aquella hornada de "intelectuales obreros (¡qué osadía!) de esencia [aedodidacta] irrigados por su ideología clasista [que] se ubicaban al margen de las tendencias tradicionales existentes [de los escritores] 'puros' y 'sociales' ". De esta manera fue su ingreso a los sacros claustros literarios, "pero es una permanencia [donde se] brega insolente, conquistando autonomía frente a la élite de la cultura oficial y académica".
Sin embargo, el poeta Mazzi, inicialmente incursó en la tradición poética del momento, ya los especialistas han señalado la admiración de los poetas de la Generación del 50 (a la cual pertenece Mazzi), por la poesía de los juglares españoles, Generación del 27, de la cual sacian su fe poética, por una parte, Pero, por otra parte, él y los demás miembros del Primero de Mayo, inician para el Perú, y la continúan para el mundo, otra tradición: la poesía universal proletaria, impregnados de la herencia poética del Vallejo de Poemas Humanos y España, aparta de mí este cáliz.
Tradición que se remonta a los tiempos de barricadas por la Comuna de París, con Eugene Poittier y Jules Vallès y se extiende a Jiri Wolker (Polonia), a los escritores de la Revolución Mexicana de 1910; los poetas de la Revolución de Octubre de 1917; al grupo Boedo (Argentina); a los poetas de la Guerra Civil española; a Jacques Prévert (Francia); al grupo literario El Ladrillo, con Oscar Raúl Fernando García y Adrián Desiderio; en Paraguay con Elvio Romero, etc., entre cientos de poetas que se quedan en el tintero por razones obvias de espacio. A leer los versos, de un no descanso a otro.
(1) Cobo Borda. Revista Eco, Nº 249-julio 1982; en "Taller de Octavio Paz".
(2) OCAMPO, Victoria. T.E. Lawrence, Bs. As., edit. "Sur". 1963.
(3) Diario El Nacional. Lima, 25 de Marzo de 1990. La cita fue tomada de su libro La Generación del 50: Un mundo dividido.
(4) HEIDEGGER, Martín. Revista Eco, Nº 249-julio 1982; en "Hebel el amigo de la casa".
(5) Por esas décadas, aparte del autor reseñado, integraron el Primero de Mayo: Algemiro Pérez C., Jorge Bacacorzo, Rosa del Carpio, Artidoro Velapatiño, Julio Carmona, Alberto Alarcón, Raúl Soto, Néstor Espinoza, entre muchos más.
(6) En el Diario El Nacional. Lima, 25 de Marzo de 1990. Suplemento Cara & Sello; en "Poeta obrero de la generación del 50".
Relectura necesaria
LA PEDAGOGÍA DEL OPRIMIDO DE PAULO FREIRE

Este libro empieza planteándose una premisa respecto al concepto EDUCACION, donde discierne acerca de las funciones que cumple la acción educadora en una sociedad dominante (de minorías) y sobre las funciones auto educadoras de los sectores dominados (las mayorías). Esto lo puntualiza y precisa al señalar que la acción cultural y educativa puede, por un lado, definir y orientar el significado de una actividad instructora o de aprendizaje masificante que, en un sistema de dominación, al ser ejecutados cumplan el papel de mantener el orden de cosas establecido, convirtiéndose en el canal trasmisor mediante el cual los sectores dominantes imponen sus valores y preparan a sus miembros (tanto dominantes como dominados) para que cada uno aporte a la conservación y desarrollo de este sistema cumpliendo el papel que le toca, mejor digamos, que se le imponga.
O por el otro lado, la acción cultural y educativa puede reorientar los significados de dicha actividad educadora para que dentro del mismo sistema de dominación se cuestione la vigencia, la legitimidad de dicho orden establecido, transformándose en un canal trasmisor de valoraciones críticas, las cuales analizarán y deliberarán acerca del papel que se le ha asignado o pretende asignar a los sectores dominados, de tal modo que aporten a la forja de un canon de sociedad no conservadora cuando menos, si es que no diferente y próxima a lo justa y solidaria con la gente no privilegiada y si privilegiada.
Freire señala entonces que es necesario hablar de una nueva pedagogía que no puede denominársele abiertamente de liberación, porque en un contexto de sociedad dominante en que se ejercen las maneras y tendencias de opresión mediante el acto educativo, éstas formas de educación, además de coercitivas, no se podrán utilizar desde luego porque no servirán para una actitud ni propósitos de liberación social menos económica. Lo cual nos da un claro indicio que es necesario enfocarlo desde otra óptica, desde la óptica cuestionadora del sujeto de abajo, es decir, desde la que el mismo Freire llama pedagogía del oprimido.
Freire propone que para la fundación, construcción, consolidación y puesta en movimiento de esta última pedagogía es necesario iniciar una nueva metodología educacional, la de la alfabetización. Proceso y técnica metodológicos que se han de aplicar mediante actividades y estrategias de concientización (el mismo Freire luego hablaría de conciencialización). Aclaremos brevemente que estas últimas palabras se parecen pero no son lo mismo, en la concientización las ideas críticas ejercen influencia desde lo externo de los individuos aunque haya afinidad en cuestionar; en la conciencialización las ideas críticas se generan desde lo interno de los mismos individuos. Aparte de otras explicaciones.
Sin embargo, apelar a la alfabetización no es tan sencillo como lo creemos entender, al tratar de instruir (aun en la perspectiva de con óptimos resultados) en los usos de la escritura y lectura a quienes no lo pueden hacer, porque dicha alfabetización se tiene que enfrentar como un proceso a través del cual los hombres y mujeres del pueblo desarrollarán siempre en crecimiento su conciencia crítica. Con dicha metodología no se pretende continuar manteniendo una conciencia puramente ingenua, sino antes que todo es buscar el surgimiento de una verdadera conciencia deliberativa y/o con juicio crítico en los campos educativos, culturales, sociales y políticos tan necesarios en la formación del ser humano.
Planteadas estas características, el educador Freire se propone que el hombre y mujer no letrados, al involucrarse en la adquisición de destrezas de la lectura y escritura, no se dedique a una mera repetición de manejo de grafías y palabras. Prioritaria y principalmente asumirá los propósitos de expresar y llegar a entender con cierta claridad los vocablos propios, vocablos por cierto pertenecientes a su contexto cultural y social. Para de esa manera contribuir a desarrollar cualitativamente su propia cultura, esto es su mismo entorno (valgan las redundancias).
En otros términos, desde la propuesta de su pedagogía del oprimido, Freire apunta a que un trabajador, obrera, artesano o campesina que sean alfabetizados, no repitan (en el habla o en la escritura) palabras superficiales sino que comprenda los significados de las mismas y que priorice el aprendizaje de dichas palabras, dándole importancia a los vocablos generados en su entorno laboral, familiar o comunal. De esa manera, empezarán a conocerse mejor y de manera objetiva se auto examinarán, cuestionarán e inquietarán por analizar el mundo que los rodea, la realidad en la que están insertos, en que conviven.
A modo de concluir esta relectura, vamos a decir que Freire, en su libro, distingue ocho nociones o categorías pedagógicas precisamente no afines, más bien antagónicas, las mismas que van a aclararnos la importancia de organizar y ejecutar su propuesta metodológica de la pedagogía del oprimido como una respuesta a las tradicionales pedagogías dominantes, ellas son:
o La colaboración contra la conquista.
o La unión contra la división.
o La organización contra la manifestación.
o La síntesis cultural contra la invasión cultural.
Si observamos, colaboración, unión, organización y síntesis cultural serían categorías correspondientes a la pedagogía del oprimido. Las segundas, obvio, a las pedagogías tradicionales o modernas pero dominantes.
En la colaboración los sujetos dialogan permanentemente, buscando cooperación de por medio superar los factores que limiten su desarrollo socio económico, aúnan esfuerzos, suman experiencias, buscan solucionar problemas por sí mismos. Enfrentando a todo lo que signifique conquista: ignorancia, manipulación, marginación, etc.
Respecto a la unión, los sujetos se fortalecen a si mismos desde una perspectiva del grupo social superando individualismos que los debilitan ante el sistema gigante (ogro) que los condiciona, asumen un competencia fraterna y no desleal. Particularmente enfrentan y vencen el invisible obstáculo de la división que los aísla y somete en una sociedad dominante. La unión apunta a ser su mejor arma para defender sus intereses sociales.
Colaboración y unión se extrapolan, se corresponden e integran (igual sucede con las categorías opresoras conquista, división e invasión cultural). Así, para las dos primeras se hace necesario la organización para avanzar de manera disciplinada, digo ordenada, cooperando y juntos. La organización evita la anarquía y los espontáneo que son parte de la manifestación instituida, sobre todo de lo “popular” antipopular.
La síntesis cultural permitirá al conciencializado, al que se alfabetiza, dinamizar y enriquecer su propia cultura, discriminando los elementos alienantes, transculturizadores. Definirá sus identidades social, cultura e histórica y enfrentará con mayores ventajas toda invasión cultural sojuzgante. De manera que, ya que se impone la categoría de lo intercultural, no será vulnerable ante alguna forma solapada de dominación espiritual que se pueda dar en el intercambio y aceptación de manifestaciones culturales.
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* No incluyo bibliografía porque la obra Pedagogía del Oprimido es la misma en cualquier editorial que se haya publicado. Incluso así haya sido corregida y aumentada.
LAS CALIFICACIONES DE ARRIBA DEL PODER.
Los actuales tiempos dicen que se caracterizan por situar y fraccionar a la humanidad en dos sociedades: del conocimiento y la de la información. La primera es exclusiva de la élite que domina, manipula y controla el conocimiento; y la segunda está asignada a las masas, y no precisamente por controlar la información sino porque están sentenciadas (por la poderosa y mangoneadora élite) a recibirla sin contar con los medios para rechazarla (eso creen).
Estas calificaciones sociales que no se rigen por la conformación de clases, y que se identifican por colocar al pueblo en roles de segundo orden, buscan, entre otros fines no santos, “elevarnos la autoestima” para no sentirnos menos, pero en su trasfondo eluden su objetivo de ser corteses para manipularnos
En otras palabras sugieren que vamos a mejorar en nuestra condición social, aparte que existe la posibilidad fabulada de la cenicienta de ser iguales si cumplimos con los requisitos de quien tiene el poder, si nos desprendemos de nuestra nominación de obreros, de campesinos, de trabajadores de la educación y dejamos de llamarlos burgueses, latifundistas, poderosos (en elecciones no lo son).
Sin embargo, derrochando dizque nobleza los “caballeros y las damas de las altas esferas” nos piden sutileza en los epítetos o apelativos que les endilguemos y “amor propio y superación” para abandonar los nombres pasados de moda con que nos agrupamos, según la clase social a la que pertenecemos.
Se incomodan cuando los nombramos países ricos, y les molesta que nos llamemos países pobres, prefieren nombres elegantes como grupo de los ocho y grupo de los veinte, o mejor países del hemisferio norte y países del hemisferio sur, muy siúticos los Dones y las Doñas dueños del mundo.
Eso si, que quede claro, digo que nos quede claro, que podemos intentar o soñar con ser sus iguales, pero que no se nos ocurra intentar alternar ni ganar como ellos, que todo está permitido pero menos pretender ni aspirar a tanto, eso pues no nos compete.
Porque las cosas tienen su orden cuando no su destino: unos han nacido para hacerse del mando y de la riqueza, y mejor si se trata de sobre ganancias; y otros han crecido para ser mandados y sobrevivir en pobreza y que con medios soles les basta, y no hablo de partir al astro rey o al apu Inti.
Aunque claro, el narciso hombretón de la labia pico de oro, antes nos hizo con los intis (moneda inflacionaria) millonarios y el Perú, por supuesto tantos bolsillos cargaos de millones no cabían en un mismo país, por eso decía, el Perú se fue al carajo, y ahora quiere con el vil dinero de la minería llenarnos de progreso y desarrollo futuro.
¿Cabrán tantos futuros desarrollos y progresos y empleos y niveles de vida inciertos? Tantos como para que el Perú no se contamine de agua pura, agua natural, miskicha (dulcecita), y sobreviva a los benéficos ácidos de la minería, a los adelantos que abrirá el tajo abierto suplantando al bosque seco y al bosque de montaña por aridez pura.
Y, claro, habremos desarrollado tanto como el mundo urbano porque ese nuevo paisaje desértico nos dejó sin perdices, sin pumas, sin venados y tendremos un mejor futuro. Y las cosas del pasado, aunque hermosas, no se oirán (¡mira ese sol de venado!) habremos dejado los lamentos y obtenido las optimistas bondades de la minería.
Supongo que imaginan, como dice el periodista César Hildebrant, que las mujeres y hombres del ande se han quedado estacionados en el tiempo, siguen sin tener voz, no tienen hijos suyos profesionales e intelectuales que se involucren con el conocimiento y que no puedan enfrentar la arremetida de los medios de información aliados del poder.
Supongo que imaginan que el miedo y el terror aplicados desde el poder intimidará a gentes que cada día enfrentan con coraje la áspera vida campesina. Tal vez ignoran que los niños y niñas desde antes de los diez años recorren y cruzan caminos en los cuales se topan con serpientes para cuidar, no tanto vacas, sino la garantía de su alimento.
O tal vez equivocaron sus lecturas sobre el comportamiento de nuestras gentes andinas. Cierto, las personas del ande en cualquier edad son “un pan de Dios”, en valores éticos o cristianos no los igualan, ofrecen lo mejor al foráneo. Tal vez su bondad la ven como candidez “los señorones del progreso minero”.
O lo que es peor, imaginan que siguen siendo la clientela política a quien la pueden manipular con ofertas, con “obras o donaciones de la autoridad”. Como si mis paisanos del ande no distinguieran que es una obligación del Estado y que más bien la aprovechan los funcionarios “vivos” y oportunistas para pedir comilonas gratis.
Entonces, por eso las calificaciones: las formas y representantes del poder son parte de la sociedad del conocimiento y los otros sostienen la sociedad de la información. Los ronderos, los ambientalistas y líderes católicos populares son el atraso, la manutención de la pobreza; el gobierno y su partido y los dueños del poder y plumíferos son el progreso, el futuro desarrollo.
Y, otra vez la sucia manipulación, o estas con ellos o estas conmigo. Si es conmigo, digo a favor de la minería, eres ciudadano respetable que apuesta por el progreso de la riqueza. Si estás en contra eres un comunista, no eres “mesías” ni apóstol y, ya sabes, hasta pedir diálogo o dar una alternativa viable también te enfrenta al poder.
No olvidemos que desde el feudalismo, a las mujeres y varones inteligentes les decían brujas o brujos y los quemaban vivos. Sin embargo cuantos derechos y libertades ha ganado el pueblo a pesar de la amenaza del poderoso. Una pregunta final.
¿si viviera Haya de la Torre, estuviera con el pueblo o el poderoso? Hablo por supuesto del Joven de los años treinta.
Narraciones de Abelardo Alzamora
LA ORALIDAD DE AL PIE DEL CERRO PUNTUDO
Escribe: Roque Ramírez Cueva.
Estamos empezando el siglo XXI, después de culminar un siglo XX dinámico y transformador de sociedades y de tecnologías. Vivimos un mundo más industrial y más que cosmopolita, tecnologizado y hemos saltado a la impensable aldea global digitalizada. Se supone que los escritores y artistas deberían reflejar estos ámbitos globalizados, sin embargo no es así. En nuestro país se sigue narrando y versando el mundo pastoril, bucólico o campesino que nos rodea. ¿Por qué?
Bien, hoy tal como hace setenta años en el país y en el resto de Latinoamérica, según afirma Carlos Fuentes al reseñar los antecedentes de la literatura del boom, “detrás de la fachada relumbrante de las ciudades permanecían, inmutables, la selva y la montaña con sus indios de carga, sus mineros devorados por la silicosis…sus niños muertos, sus jóvenes iletrados”. Y todos conocemos que aún hoy nuestros pueblos menores, a pesar de haber sido enganchados por la tecnología digital del cell phone y el Chat, siguen siendo inmutables, el mismo paisaje agrario con sus mismas gentes marginadas, es decir pobre como en el ayer y sin perspectiva de futuro.
Ante este panorama, ¿qué paisaje tienen que pintar los artistas nacidos y crecidos en ámbitos campesinos? Hay varias respuestas y, por cierto, es obvio que depende de la elección de cada creador: elaboro mi obra sobre cimientos realistas o lo hago sobre técnicas formalistas. El autor del libro que presentamos hoy, Abelardo Alzamora Arévalo, se ha inclinado por la tendencia realista.
La literatura realista, no olvidemos, se dirige a lectores comunes, de la masa, entre los que busca ganar simpatizantes, está hecha de contestaciones, de digresiones que identifica a parte de los sujetos literarios con sus lectores. Generalmente se le acusa sin sustento de no producir placer a estos lectores. Sin embargo, en el caso de las narraciones de Abelardo Alzamora no nos equivocamos al afirmar que su prosa nos place, nos hace reír porque se estructura en el soporte de un humor cargado de intencionalidades, sea este rojo o negro.
Esta picardía popular como en la “novela picaresca fue y continúa siendo espejo de la verdad, de la valentía y firmeza en la vocación, en suma, (termina diciendo Rosario Castellanos) es el modo natural de expresarse de un pueblo”. Sin duda, en estas narraciones sobre Yapatera insurge el “sujeto afro peruano de una manera distinta, innovadora”, señala Milagros Carazas, prologuista del libro. Así se comprende que el creador y los sujetos literarios aportan a la noción de lo peruano desde sus raíces.
Las narraciones Al pie del cerro puntudo de Abelardo son parte de dichos momentos culturales, comunes (pero no superficiales) a una sociedad de ascendencia afro peruana en su presente, en las cuales se describen y denuncian problemas morales y sociales de marginación económica y étnica. Sin dejar de enfatizar que la alegría expresada por su gente, a pesar de todo sinsabor, con certeza es su esperanza, el aliento que los vitaliza, el impulso que los hará resistir.
Esta expresión de verdad, de disección o desciframiento de la realidad, enlazada con el humor producen una literatura popular crítica, crítica sin caer en textos prosaicos. Obviamente cuando se dice, literatura popular no lo hacemos con intenciones de encasillar una obra ni de menguar su valor. Para nosotros lo popular no puede ser lato sino restringido a una depurada germinación oral sobre la cual se ha construido toda la literatura universal.
Es lo que se aprecia en el estudio de la narrativa de Gálvez Ronceros en sus relatos Monologo de las Tinieblas, y en la narrativa de Gregorio Martínez con Tierra de Caléndula, autores con los cuales se puede emparentar a nuestro flamante narrador de Yapatera, si el propósito es el anhelo de cimentar el proyecto de ofrecer el hombro al surgimiento de una literatura que asuma lo afro en el país.
De esta manera, en el caso de Narraciones al pie del cerro puntudo, resulta una feliz continuidad en el proceso nacional y una partida para el espacio regional piurano. La narrativa de Abelardo es de algún modo la trascripción de las creaciones orales yacentes en el campesino y pueblo de Yapatera. En otras palabras, es el cronista de su oralidad, donde ya no se habla sobre lo afro peruano sino que son las propias voces afro piuranas que se recrean así mismas. Esta huella ya la iniciaron Gálvez Ronceros y, fundamentalmente, José María Arguedas.
Evocamos a Ronceros y Arguedas para enfatizar en el punto de vista con que los narradores tratan al sujeto étnico sea indio o negro (o en lo que genéticamente se compongan de indio o negro). Antes de estos escritores, se escribía con prejuicio o simpatía sobre el indio o sobre el negro. Con ellos, Arguedas y Ronceros (Juan Rulfo en México y Nicolás Guillén en Cuba), empiezan a escribir sobre si mismos tanto el indio como el descendiente de africanos. Incorporándose con estilo y rasgos propios al proceso literario nacional.
Estas voces no se difunden al modo del texto literario escrito formal, eso ya se mencionó, se manifiestan mediante tres técnicas: la de la expresión no formal de contexto y el silabeo fonético peculiar a personajes como Casulla: “Gua gua, guáaaa! ¡calla, callaa…la boca hombre de dioo…no me acallao la bioca la plata y me la vas hacer callar túuu…” el modo lingüístico cotidiano de hablar de los campesinos.
Además en este relato, se aprecia que en el enfrentamiento entre el protagonista negro, necesitado de centavos, y otro personaje no afro cargado de monedas, se le intenta limitar, amordazar la identidad al primero mediante el soborno, para que deje de ser como es, para que abandone su natural alegría. Ante lo cual se resiste y entonces se entiende que no gana la pelea uno de los gallos sino Casulla al desinteresarse del dinero.
Otro ejemplo, de esta técnica lo vemos en el siguiente enunciado, cuya frase inicial da nombre al cuento, “Yo no he dicho nada, yo no hablau mal de él, no sé si él de mí. ..No me contesta el saludo y se hace el disimulao, en lugar de mirar de frente, mira pa’ otro lau.” Enunciado que, en el asunto temático, al igual que en los demás relatos, cuestiona la doble faz, las apariencias de los individuos, la farsa de la simulación en toda sociedad.
Segunda, desde el control corporativo de la comunicación, direccionada por las mujeres en los caseríos. En nuestros pueblos creemos equivocadamente que las mujeres no tienen voz ni voto en las decisiones. Pero es una mentira que la creemos sin saber que son ellas las que con su inteligencia emocional influyen en los sucesos, son ellas las que orientan de labio a labio vecino la orientación y percepción de los mensajes.
Para reforzar esta interpretación no necesitamos recurrir a los personajes de la obra de Alzamora, sino que debemos mirar su anecdotario biográfico, donde Abelardo dice en las dedicatorias “a las mujeres de mi vida”, pues al igual que García Márquez, en cuanto a cimentar su formación, está rodeado de mujeres, y ellas, su mamá Pascuala, su esposa Meche, y sus hijas, más un séquito de cuatro hermanas, sin duda han influido en su construcción narratoria oral. Hoy convertida en oralidad, es decir escrita, como ya lo dijimos antes.
Tercera, difunden sus historias a la manera del ritual, para ello los narradores y monologuistas desde las faldas del apu tutelar yapaterino el Cerro Puntudo, lanzan al viento las palabras que recrearán “las costumbres y tradiciones de mi pueblo, con alegría y picardía…pero también con el amor de los ancestros”, tal como lo afirma el mismo autor en la presentación de este libro.
En la narración de Alzamora se muestran algunas peculiaridades que pueden ir delineando el perfil de su prosa. En la atmósfera, los maestros del cuento (Maupassant, entre otros) describen circunstancias de algo que va a pasar y al final no pasan. En Alzamora la atmósfera creada permite predecir al lector que si sucederá, la circunstancia inicial tiene el final previsto, sólo es interrumpido por un lapso de suspenso.
Los relatos de alzamora apelan intuitivamente a la técnica de la novela policial, esto es se empieza por narrar cualquier suceso, luego se pone un muerto y un enigma. Sólo que en la prosa de Abelardo, después de relatar hechos cotidianos coloca la ironía de la digresión filosófica. Es decir, sólo habla de asuntos para hacer reír, sin embargo, la carcajada da paso obligado a la interrogación si es que no a la deliberación.
En el relato “Los mates del Tío Sabino” muestra destreza al fotografiar el perfil de su personaje femenino campesino, complejo en su dinámica interior y simple en su apariencia exterior. La sobrina Ramona se enreda en un lío de chismes y adjetivaciones con su primo, y con ello busca complicar a su tío Sabino, apelando a fundadas razones, para al final, ante la adversidad del pleito perdido, expresarse de modo muy simple: “ese va a ser tío”. Algo así cómo si estuviera siendo fusilada y dijera “humm huele a jazmín”.
Para acabarla, por ahora, digo que en estos relatos breves hay sin duda una manera de expresar la convivencia en la sociedad peruana y un punto de vista de cómo se entiende esa convivencia, de cómo se comprende la vida en el mundo. Y al estilo de don Gregorio, personaje de estos relatos, termino diciendo salud por tu nuevo vástago Abelardo…”uuuf, mejor otro día (la seguimos amigos) porque la verdad estamos apuraditos”. (R.R.C.)
Teoría y Práctica de ¿Erratas? en la Obra de Mario Vargas Llosa.
Escribe: Roque Ramírez Cueva
El poeta y crítico Julio Carmona analiza en su libro El mentiroso y el escribidor [1], los postulados, propuestas y técnicas narrativas de Mario Vargas Llosa. El estudio es una visión indagatoria que no está exenta de la confrontación. Sin embargo, siendo una confrontación de un lector que se involucra con el realismo versus una obra y un autor situado en el campo formalista no es un ensayo sociológico cargado de intencionalidades descalificatorias a partir de clisés ideológicos. Por el contrario, Julio Carmona destaca los méritos del novelista en todo cuanto haya aportado Mario Vargas Ll., a la literatura latinoamericana y mundial.
Respeta, aunque él (JC) no utilice este término, la opción política e ideológica del escritor Mario Vargas Ll. como individuo social, no obstante ha realizado una revisión a fondo de su novelística encontrando algunos fisuras (no quiero decir grietas porque no afectan la estructura del conjunto de la obra pero si muestran que no es el novelista eximio) en el manejo de las técnicas narrativas. La aguda visión de Julio Carmona, además realiza un recuento escudriñador y comparativo de las diversas corrientes que fluyen en torno al realismo y formalismo respecto de la literatura y de la crítica literaria, y desde luego que no se circunscribe al ámbito latinoamericano sino universal.
Julio Carmona no analiza la narrativa de Mario Vargas para sólo señalar sus tiros fallados de mejor cazador, que no abundan pero que los hay no pocos, sino, tal como se dice en la contratapa del libro El mentiroso y el escribidor, “se ha propuesto demostrar en este estudio que las concepciones estéticas y las obras narrativas” del autor de la Ciudad y los Perros, de La Casa Verde, de Conversación el la Catedral, etc., no lo sitúan como un escritor de tendencia realista que lo fueron la mayor parte de creadores de la narrativa contemporánea latinoamericana sino que está ubicado en una de las ramas de la escuela naturalista, entendiendo que esta última apareció a finales del siglo XIX, y hoy tiene un apéndice, sin duda. No voy a decir, no me corresponde, si Julio Carmona señala o le da denominación a dicho apéndice del naturalismo que se expresa a través de la narrativa de Mario Vargas Ll., eso lo sabrá la deliberación de cada lector al final de leer el ensayo total.
Es interesante, además conocer que el estudio indagatorio de Carmona nos permite conocer no sólo los procesos de formación de un narrador (el creador) a través de la forma en que Vargas Ll. ha estructurado el cuerpo de su obra narrativa sino que podemos informarnos (no digo descubrir, porque esto lo hizo JC y Ángel Rama) de que no fue ni es el original que (casi todos) aplauden, de que sea el innovador que dan por descontado ante tanta fama: Vargas Ll. tomó prestados ‘coincidencias y hábitos’ narrativos de Miguel de Cervantes Saavedra y de Gabriel García Márquez, aparte de mostrar que éstos igual cometieron yerros. Es más, Carmona no cuestiona ni sanciona los ‘hurtos’ de escritura narrativa que pueda haber hecho Vargas Llosa, porque es una parte ‘válida’ de la tradición literaria universal, así Shakespeare y Stendhal usaron argumentos elaborados por escritores mediocres, pero eliminaron a sus autores creando obras maestras. Es decir, como afirma Julio Carmona, cometieron un parricidio que despejó toda duda de falsas herencias literarias; en cambio, Vargas Llosa no se ha atrevido todavía a cometer el ‘garcíamarquicidio’ (JC dixit) contra las técnicas, rasgos e isotopías aportadas a la narrativa por el autor de la zaga macondiana.
Con lo reseñado es suficiente para interesarnos por el ensayo de Julio Carmona. Por ahora, con la venia del autor, voy a presentar en estas páginas digitales la trascripción de algunos sub capítulos que interesarán, no sólo para entender desde otro enfoque la novelística de Vargas LL. sino también para conocer los valiosos y lúcidos ensayos sobre crítica literaria que no son difundidos por el establishment editorial y periodístico.