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elmitodeberitea - RELATOS EN EL FOGON
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EN ESTA PAGINA LEERAS LOS RELATOS OBTENIDOS DEL FOGON DE LAS ABUELAS. ES UN DECIR. APORTA AL TRABAJO EN EL TALLER PROPIO.
-narración-
LOS PRONOMBRES Y LA LEY DELA SELVA
escribe: roque ramírez cueva
¡Tú! ¿estás conmigo? No se trata de si sí o no no. Tenías que haberte unido por tu convicción no por compasión o amistad hacia mí, hacia alguien. Sé sobre tu mentor, quien decía, “amigo eres en las buenas y en las malas”. Bueno, él no está en el pellejo de quien es abusado y, si reclama, es acosado por la guardia secreta de la Inquisición …¿Que quiénes son?... ¡Qué importa! Los miembros de este Oficio secreto nunca averiguan o te eliminan sin conmover su alma, bebiendo té, o te desprestigian hasta el chantaje ¿entiendes? Se trata de mi integridad, no de ése o aquél NNNN…¡Caracho! Por supuesto te contaré la hazaña…”no de mí, la de ellos”…¿cómo empezó?...Como quien quiere algo sin querer…mira todo fue porque sólo esperaba un llamado de ella, lo olvidé, ellos nunca exigen, por eso estaba solo en la vereda a la espera cuando de pronto unas manos amigas con firme amabilidad me llevaron consigo...marchamos y marchamos y, ellas, con sacrificio cumplían…hasta que topamos con los tipos del otro lado. Con la provocación de éstos empezó todo … ¿Cuándo sucedió? ¿dónde estaba yo? En el Hospicio del Bagual donde fui llevado por los manifestantes. Hasta allí llegó el Corregidor para detenerlas…¿Cómo que a quién? A las compañeras…él se las cargó estando heridas sin miramiento alguno…Sí, te dije “estaba solo en la senda de la trocha” pero no te dije lo mismo sobre el momento de la movilización, no estás escuchando, estás buscando que te dé con chucaque…¡Vez! Aún no entiendes que los tipos del otro lado eran la guardia del Corregidor …Si pues, nadie quería eso, las cosas escaparon ante la provocación de sus gases y disparos al Apu Manuin. Además los manifestantes protestaban a favor de todos, aun en defensa de la vida de las familias de los guardias, pedíamos la derogación de los decretos dados por el Visorrey … lesivos a nuestra madre selva … si pues, dañinos a ellos, a nosotros… ¿qué interesan unos decretos, dices? ¿has olvidado que los abuelos nos enseñaron respetar el bosque como la madre de todos? ¡Claro! ¡qué importan! Tú estás allá, en otro continente muy …¡Oye mujer porque colgaste! No que ibas a hablarle a tu sobrino a la distancia ¡nada más faltaba esto!
Las hormiguitas
El hombre muestra su figura de burla al conversar con los conocidos que lo han invitado a charlar mientras beben un licor dulzón de maíz. No es alto y nada delgado, si fofo, prieto no por el color de su piel sino de sus pensamientos. Quiere hacerse presente con sus palabras del que fue y luego no fue y encimarla por sobre la de sus compañeros palaneros. El palanero uno es de piel andina norteña, cabello castaño y ojos verde gato, bajo y delgado y fuerte, quiere hablar, dar una respuesta pero el hombre de la caricatura prieta no lo deja. El palanero dos es de piel afro norteña, cabello ensortijado color pepa de lúcuma como sus ojos grandes y vivaces, quiere averiguar y compartir experiencias pero el hombre que al fin no fue no lo deja. El hombre trata de encimar su voz a la vez que enfatiza y hace saber a los conocidos invitantes que aquellos palaneros son compañeros en el trabajo de la tierra pero no están al mismo ras sino más pa’ bajo. “Ellos son hormiguitas” afirmaba entre frase y burla, entre brindis o salud. “Ellos son hormiguitas” “Ellos son hormiguitas” “son hormiguitas” “hormiguitas”.
Tantas veces les ha machacado el ninguneo de “hormiguitas” en esa corta conversación de dos cuartos de hora a aquellos jornaleros, quienes lo estimaron hasta aquí como amigo y no como patrón de a centavo, que uno de ellos, “Manuel Carrasco, pa’ servirle”, y no palanero dos, rompió a llorar como los reales hombres. Si, aquel jornalero afro recio para los soles áridos y las tierras quiebra arados, lloró ante desconocidos, ante una señora extraña, de jornadas, aunque extraña. Sin embargo, no era un llanto débil, eran lágrimas previas para luego apurarle a la sabiduría. Entre sollozos que calmaban un semblante peleador ante la calle dura les hizo una pregunta a los conocidos invitantes, muy interesada la interrogante apuntó hacia el maestro presentado como escritor, “díganme, ¿quién limpió el mundo después del diluvio universal?”
“¡Dios!” dijo el hombre que quiso ser y por allí quedó. De inmediato Manuel Carrasco le espetó “no sea majadero hombre” “Deje que contesten los que no han ido a la universidad como usted dice que lo ha hecho”. La voz chillona calló. En tanto los ya conocidos de Carrasco le respondían con complicidad a este, “bueno, el que limpió el temor fue la paloma” “el que limpio el lodazal fueron los gusanos” “el que limpió el aire fueron las plantas” “no, creo que no sabemos” “dejemos que él nos diga”. Ya para entonces, Manuel quien no había concluido la escuela primaria, nos esbozaba su alegría entre ojos y risa después del llanto. Cuan niños volvimos a ver la ternura del padre o hermano mayor que nos encaminó por el mundo, en su rostro. “Amigos, disculpen que les diga amigos, quien limpió el mundo fueron las hormigas”.
Los ya conocidos de Manuel Carrasco asintieron. Y Juan peña, y no palanero uno, agregó, “por eso las hormiguitas después de la lluvia salen a remover la tierra y habitarla con el trabajo”. Luego, como en contrapunto ensayado los dos afirmaban “Las hormigas abrieron surcos para que los gusanos cernieran la tierra, las hormigas mordisquearon hojas y raíces para que se renueven las plantas, las hormigas limpiando la tierra y plantas hicieron posible la vida a la paloma que llevaría esperanza a los animales y hombres”.
Uno de los conocidos de los palaneros en el modesto signo de dos vasos de cerveza les hizo el mayor de los brindis. Mientras tanto, el hombre, uno de esos patrones de a centavo, chacarero rico, de pensamiento gris, se incomodaba y rascaba el grasiento cuello por el improvisto éxito de sus palaneros, “mire amigo como son pretenciosas estas hormigui…” No llegó a terminar la palabra pronto fue interrumpido por el maestro, quien dijo, “Con justa razón, estas hormiguitas limpian y limpiarán tu chacra, la de todos, con todas sus malezas”.
-Relatos cortos-
TE LO VAS, PA’L MONTE
Ese sonido no lo acompañaba, si su eco, en el ocio. Una y otra vez escucha el chasquido a campana de la comba que al topar, con el hierro, despide chispas como el pedernal. A veces adusto, a veces jocundo, da forma a barretas y hachazuelas en el yunque. Arriba entre la cumbre del tejado y el falso techo del taller, soberao que le dicen, chillan las ratas, mientras él, exultando en sus recuerdos añora la querencia. Esa añosa estancia con un estanque cubierto de musgo y cola de caballo en sus bordes, donde gustó del encanto de la quena en tanto pastoreaba cerca de la hoyada del carrizal. Añora el cárdeno de su piel después que René Paola le frotara con ortiga, a modo de venganza, por amarla, sintiendo aún el paladeo de sus besos junto a la Quebrada de la Guerra. Ahora en estos años finales cercanos al nuevo siglo, difícil y difícil es la vida porque tiene que amortiguar con atado de chancaca los ácidos anti úlcera. Bebe el suave licor del guarapo, es en esos instantes que se imagina tragar una umbela de plátano manzano, beberse una limeta de la fresca bebida en el mismo trapiche, tal como lo hiciera después del descanso de mediodía en la chacra. Luego, le hace una finta a esa memoria. Es momento de existir, entonces empezaron a darle ganas de jalar “pa’l monte y, decidido, averigua a toda silueta honrada, “¿Te lo vas, pa’l monte?...¿Te lo vas, pa’l monte? ¡Diantre! Tenía que toparse con otra vida.
ERNESTO ANTES DE LA HIGUERA
ERNESTO Y SU ALAZAN
EN SIERRA MAESTRA
El maestro y el discípulo conversan mientras hacen un alto en las montañas de Sudamérica. En la gélida oscuridad del paisaje se atisba un opaco brillo.
-“Ya sabíamos que esta criminal se acaba, y que él llegaría.”
Ernesto intentó cubrirse de la furia del viento, el asma lo asfixia. Conociendo bien a su maestro sabe que el próximo paso lo tiene que dar él, es un niño aún, entonces elabora una pregunta a la vez que responde. Así se ha vuelto mejor aprendiz.
-“¿Quién? ¿La injusticia y Jacinto Chiclana?
El maestro Carlos Mares, de sonriente mirada y sabiduría de horizonte, delibera. Luego afirma:
-“No. ¡Que va! Hablo de la larga noche y el nuevo día”.
EL NIÑO CABALGA LOS ANDES

SIMON Y SUS IDEALES
Junto al corral del ganado la adolescente Manuelita se incomoda ante la arremetida de un ternero. Estuvo a punto de caer de la montura cuando es sostenida por la mano firme del niño jinete que cruzaba por allí, quién, además, espanta al pronto bravo toro. El padre de ella, un médico con muchos años ejerciendo el oficio de recetar lavativas y practicar sangrías, se acerca a ellos y le dice al valiente niño:
-“Llanero, a ese paso te convertirás en un Cid Campeador”
El niño agradeció con la alegría de sus ojos. En la casa hacienda, la dama que ha escuchado la profecía, le habla en voz alta al muchacho con cariño:
-“¡Simón! ¡Vuela! ¡Simón!”
El joven caraqueño se disculpa del médico y la chica, la sabe intrépida, hace un gesto de caballero y lanza su cabalgadura hacia los Andes, para cruzarlos y llegar a destino. Tiene compromisos con su joven Madre.

(narración)
SIMON ADOLESCENTE
DESENCUENTRO REAL
El viejo lleno de sabiduría está encerrado en un cubículo luminoso, aséptico, con paredes enchapadas en madera fina talada en bosques insondables sin riqueza, ha sido llevado allí desde el otro lado del mar en un aparato que dicen ciertos nativos llaman pájaro de fuego. El ríe, salvo las gigantes alas que arden hundiéndose en el mar cada fin de la tarde, no hay otras aves que relumbren, lo aprendió de los abuelos mandingas y los ancianos mayas le mostraron al único pájaro semejante al arco iris, el quetzal. La evocación y la anti metáfora empleada por sus interlocutores lo hicieron volver a sonreír. Fue invitado para simbolizar el Encuentro de hace V siglos. Es tratado por los individuos del medio, asépticos también, con las consideraciones de un dignatario aunque lo que más odia sea lo igualen a uno de ellos. Tiene el defecto en sus ojos, útiles solo para el sueño y por eso piensan que escribe sobre asuntos irreales, entonces le averiguan por sus cantos oníricos y el don de elaborarlos durante la vigilia en que el cuerpo laso salta y danza raudo, ágil por los caminos y los ojos quietos se abren al asombro del fragmento dalíano. Él contesta “los versos originados desde el sueño serían hechos de partes inconclusas como todo lo soñado, pueden ser interesantes pero no tanto como los devenidos de la vida misma”, les recuerda que los sueños no producen errores, “son un error ellos mismos”. Lo aplauden, le recitan loas modernistas. Ante las contestaciones irreverentes le cambian el sentir de las indagaciones, le acarician con filo agudo el corazón preguntando por su madre y la felicidad en ambos. Sonríe y responde “no he sido feliz pero he querido serlo solo para complacerla, ella en su natural tristeza por mi condición, me conocía mejor que yo, fiel me hizo notar algo visible que yo no percibía, mi ceguera”. En la sala aséptica de focos destellantes y cámaras y audio, los individuos académicos de la península pierden el aliento, contienen la nausea, “pero si el viejo no era real, solo un ser arropado de abstracciones, típico occidental anglosajón”, intentan reflexionar. Le recuerdan su condición de eximio diletante panelista, sus doctorados honoris causa de audiencias magísteres. Es genuino en su solemnidad para decirles “me gusta más enseñar a los jóvenes legos que disertar conferencias, en las lecciones ambos aprendemos, la conferencia solo se habla y se escucha sin oírla” Claro no es él. A quitarle la máscara, ¿cómo encuentra a Hispania en tiempos de la democracia? Le tosen saliva al interrogarlo. “Si hay algo que no entiendo es de política, espero que el país camine bien, qué otra cosa se puede desear”. Apagan las luces, los micrófonos. Lo llevan al aeropuerto de Barajos. Lo han devuelto a su querida natal. El viejo sabio pide al fercho lo lleve al corazón natal, una vez allí dirige sus pasos al barrio de Boedo, llega a sus lindes, admira el parlar de las obreras en lunfardo, aspira el aire porteño, da vuelta y camina hacia su barrio de chalets residenciales. Se siente a gusto silbando sus milongas.
(narración)
EL CONFUSO AVERNO
Magdalena: Te lo voy a decir, ella no lo supo entender, para él, Lowry el Malcom esboza con su bolígrafo sobre la página vacía una atmósfera own style. Con la dote de su imaginación enorme la ha poblado de seres. Perdón escribo mal la puebla de un ser único ni celestial ni demoníaco casi puede tener el perfil de la Beatrice del Dante o la Julieta de Shakespeare, sin embargo no puede ser ellas. La madonna y la princesa elevaron al clímax o lo hicieron desparramar a sus creadores ellas provocan pasiones. El ser único produce tormentos. El te dice esa atmósfera con aquella ser único no es diferente en realidad a un opuesto edén a un espacio sin paisajes de torturas infinitas, sin castillos. Sin castillos ni calabozos donde el bastón de mando te haga tatuajes cruzados en la espalda o te busque arrodillar toda fe de insurrección, salvo que…es indescriptible, donde los traidores se traicionan, los leales no son desleales, donde el castigo a Sísifo se repetirá por siempre. Salvo que…es indescriptible.
Es cierto olvida decir “sí” se aproxima al vacío. Vacío producido en la boca del estómago cuando el miedo te asalta antes de tomar…lo que todo hombre justiciero y multiplicado debe tomar por as…Es el terror digo es el averno de quien elude el amor de la mujer espléndida hija única. Después de o a pesar de varios goces fingidos en otros rostros sin sangre, después del follar a posteriori por follar, entonces él que no es el Malcom, ha perdido doble compañera y amor. “Sabes” La parábola no bíblica es que se trata de un infierno emulando un edénico festín. Pero por eso por no tener el festín ni poder asirse al bajo edén ni a su dueña y acceder sólo a una morbosa recreación se convierte en un tortuoso círculo dantesco. Ahora él lo sabe además tú en la distancia conoces los motivos inalcanzables.
Sin embargo para variar y porque no es el Malcom él transfigura la imagen de la ser único por la de tu melliza, sólo para mitigar el cruce del averno y no eliminarse por inanición se posesa de ella. Así se niega él a no expeler el último aliento porque sabe tanto como el amante de Beatrice que tras todo infierno se halla un purgatorio y dicen… una mejor vida. Después de todo él y cualquier mortal tiene la oportunidad de llegar hasta más allá de los suspensivos últimos. Mientras tanto debo confesar Magdalena desde la antípoda del exilio donde me hallo ¡vaya infierno el que me toca!

Foto. Malcom Lowry.
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